14 mayo 2009

¡Y los fortachones siempre son patanes!

Me encuentro actualmente en época de estudio, lo que no justifica la falta de entradas. Mi reciente adicción a las metanfetaminas sí. Aparte Tuti es el segundo (o tercero, no me acuerdo bien) desaparecido de la democracia, y muy pronto va a ser el primer ex-autor de este blog. Aunque la verdad es que entrar al panel de control del blog es una trabajo tediosísimo, así que es probable que nunca se vaya.
Pero lo que nos compete es el cine, en este caso, la parte más desagradable y frustrante del cine: los clichés.
En toda cinta es de esperar cierto aire familiar producto de incontables situaciones que se repitieron al infinito en las más de 700 películas que se filmaron en toda la historia. La gran mayoría de las veces el protagonista se queda con la chica, todos viven felices para siempre, el cable que se corta es el que había que cortar y la bomba se para a dos segundos de explotar, y todos los perros van al cielo.
Todo eso es lo que cabe esperar, porque la gente va al cine para olvidarse de que la vida es una caravana de miserias y dolores físicos varios, y de que si alguna vez tenemos que desarmar una bomba, hay como 500 cablecitos negros. Se los digo por experiencia.
Pero todo tiene un límite, y hay situaciones que ya rompen un poquitito las pelotas cada vez que las vemos, y hacen surgir la pregunta "¿cuánto le habrán pagado al hijo de puta del guionista por escribir algo que una paloma con Sindrome de Down podría haber escrito mejor?". Por todo esto, Dos Horas Perdidas presenta, sin más ceremonia que la presente, la Top 5 De Situaciones Que Cada Vez Que Aparecen En Una Película Me Hacen Querer Matar A Un Ruiseñor.

5- Los malos tienen menos puntería que Stevie Wonder. Tenés tu fortaleza de la maldad en el ártico, bien custodiada por 500 secuaces, tenés tu plan para conquistar el mundo y tenés a tu archienemigo al acecho, ¿qué hacés? Evidentemente no preparás a tus hombres, porque en todas las películas no tienen absolutamente nada de puntería. En cierto punto hasta es cómico, pero en general es bastante frustrante. En Duro de Matar, por ejemplo, siempre le dejaban un tirito adentro, en una pierna o algo así, pero eso es cada vez menos frecuente.
Principal ofensor: casi cualquier película con un tiroteo.
Cómo debería ser: El personaje principal es muerto por un conserje de limpieza que lleva una pistolita de bolsillo, porque, bueno, es el conserje malvado de una organización malvada.

4- La comedia romántica, toda su estructura. A saber, se conoces, se gustan, pasa algo feo, se dejan de ver, desesperada carrera para que el otro no se vaya a algún lado.
Principal ofensor: Todas, todas, todas las comedias románticas, e inclusive algún drama de esos que terminan bien.
Cómo debería ser: El tipo se da cuenta de que quiere a la tipa, se va a su edificio, le toca el portero, la mina baja a abrirle, se van al café de la esquina y hablan ahí. Tampoco hay que dejarlos separados, que eso pasa sólo en la vida real. O utilizar la misma estructura pero al revés. Claro que sólo sirve para una película, después las demás son copias.

3- Las películas de terror con finales dobles. O sea, parece que termina la película, el monstruito está muerto, todo joya, pero antes de los títulos se muestra que no, que el mosntruito no estaba muerto, y ahí va otra vez a perseguir a la gente por un minuto más, por decir, y después sí lo matan hasta la secuela.
Principal ofensor: The Ring, razón principal, Samara me da mucho miedo.
Cómo debería ser: Cuando se muere se muere viejo, qué es es esto, ¿qué le están enseñando a los niños?

2- El malo que detalla todo su plan antes de matar a su némesis, pero este escapa. Ya lo tiene listo, atado en una mesa, por lo que los guinistas se deber pensar que lo confunde con un psicólogo o con un sacerdote, y le cuenta paso a paso toooooooodo lo que planeaba hacer, porque, ¿cómo se va a escapar de mi super planeada muerte que en 12 horas lo va a dejar duro como una tabla?
Principal ofensor: La saga de James Bond.
Cómo debería ser: Como en Misión Imposible III, en dónde nunca nos enteramos qué mierda es el Rabit's Foot. Como en The Departed, donde a los malos y a los bienos se los cargaban sin mucho aspaviento.

1- Todo es casualidad, pero de la buena. Pasa muy seguido en películas sobre concursos, o por lo menos es en las que se nota más, porque pasa en todos lados, menos en la realidad. Por ejemplo, en Akeelah And The Bee, película cuyo único mérito es haber dado pie a este formidable sketch de Derric Comedy. Las únicas coincidencias que se dan en este mundo es que, por ejemplo, te diagnostican pulmonía el mismo día que se la diagnostican a un conocido, o chocás tu auto contra el de alguien que conocías de la primaria, y que resulta que se está acostando con tu señora. Paul Auster en alguno de sus libros pone en boca un personaje esta frase: "Todo en su novela sucede por el azar". Quizá lo hace para justificar su propia novela, pero también se aplica a este tipo de películas.
Principal ofensor: muchísimos, pero ahora tengo fresca Slumdog Millionaire, porque la vi hace poco.
Cómo debería ser: Nadie nunca se encuentra con nadie por la calle, ni en ningún evento social, ni tiene extraños accidentes que lo unen con su padre biológico. Todo es oscuro y somos átomos apartados de toda trama celeste imposible e improbable.

Listo, ahora, a disfrutar de la vida.

1 comentario:

EnTuMecida dijo...

Es que el cine es eso que queremos ver, Subiela lo dice mejor: "Contame que antes de morirme viviré un gran amor"
A mí me gusta ver exaltada la puta realidad...pero nunca vienen mal unos Reality Bites para amenizar, no...?