Vamos a morir, todos, atacados por el virus imperialista de la Gripe A. Ya no vamos a poder andar en auto, correr el colectivo o comprar facturas en Dünken (son las tres únicas actividades universales que se me ocurren). Las personas que querían morir mirando alguna película en el cine van a ver su sueño truncado, porque en cualquier momento prohiben todo eso. Por suerte yo desde chiquito quiero ser hombre-bomba, nada me va a impedir cumplir con esa fantasía.
¿Qué hacer, entonces, en este tiempo aciago, para pasar el rato? Observar que es lo que el cine nos enseña cerca de la muerte y de la vida, claro está. El cine, ese universo aparte, puede bien ser resumido a unas pocas obras particulares que hablan de temas generales. Ahora que todo se acaba, ¿qué aprendimos acerca de la vida mirando cine? En la entrega de hoy, posiblemente la única, Rambo.
Rambo
Ya lo escribió Shakspeare en Macbeth: La vida [...] es un cuento contado por un idiota, lleno de sonido y de furia, que no significa nada. Cualquiera que haya visto Rambo se da cuenta de que no hay película que represente de manera más acabada esa frase. Un idiota al servicio de un gobierno igualmente idiota se embarca en una aventura idiota y mata a muchas pobres personas. Todas sus batallas están llenas de sonido y de algo parecido a la furia, porque la verdad que su cara representa tanta furia como la de Ronald McDonald pánico.
Si hay alguna lección que aprender en esta película, sería la misma lección que se aprende de la vida. Es triste, pero se me viene a la cabeza la idea de no haber aprendido nada después de mirar Rambo, ninguna de las cuatro. Puede ser que haya descubierto que ametralladoras de gran calibre + poca distancia al blanco = diversión, pero eso dificílmente es una lección de vida.
De toda esta tortuosa experiencia saco que no hay nada que aprender de la vida, que la misma no significa nada, y que Shakespeare es igual a Rambo.
Imaginarius: La invasión de los agontes
Hace 6 años
2 comentarios:
Interesante moraleja la tuya...la ilustración (el hecho de que rambo esté acribillando al dramaturgo isabelino)es una mera jugada del inconsciente o fue friamente calculada?
A lo mejor en estos días lograrías que cunda más el pánico estornudando en un lugar cerrado que explotando en uno abierto...
Nada sucede por casualidad. O eso dice alguien.
Publicar un comentario